visita semanal

domingo, 15 de enero de 2012

Ojo 00: Conjugación.

Yo.
Yo soy yo.
Tú.
Tu eres tu.
Yo quiero encontrarte
Y te preguntarás: "¿y quién soy yo?"
Tú eres tu.
Entonces, ¿quién soy yo?
Yo soy yo.
¿Y a quién busco entonces?
Te busco a ti.
¿Por qué te busco?
Porque te quiero.
En tu concepción, siempre serás un yo y yo seré un tu.
¿Entonces a quién quiero? ¿A ti o a mi?
Te quiero a ti.
¿Y no me quiero a mi?
También me quiero a mi.
Si yo soy yo y tu eres tu, ¿por qué te quiero a ti? Si ya me quiero a mi.
¿En qué momento seré yo para ti? si para ti siempre soy tu. ¿No te das cuenta? Yo soy yo y Tu eres yo.
Yo siempre seré tu en tu percepción y en la mía, yo seré yo.
¿Por qué me importas?
Tu no eres yo.
Me importo yo.
Formas parte de mis intereses, así que me importas tu como parte de un yo, por ende, te quiero, tal vez no como un sentimiento, pero si como a una idea.
Entonces sí, yo soy yo y tu eres tu, pero para ti tu eres yo y yo soy tu, no me buscas a mi, te buscas a ti.
Pero es que te busco a ti.
Eso se traduce en una búsqueda de mi, entonces...
¿Qué quiero?
Quiero control, quiero tomar mis propias decisiones y sentir estabilidad en la seguridad que procura el saber del futuro y que este se vió afectado por mi.
Quiero sentir que me perteneces y que en ti estaré completo.
Ya se, yo no te quiero, me quiero a mi y tu no eres para mi mas que una consecuencia de mi amor propio.
Pero siendo que yo soy tu, se que quieres control.
¿Quieres controlarme?
Por eso dices que me quieres a mi, al tenerme a mi, sentiras el placer de tenerte a ti, que para ti, eres yo.
Pero aun así, yo seré yo y tu serás tu.
Cada uno de nosotros es un yo, pero solo quiero controlar a mi yo, no al tuyo.
Indeflectiblemente, al controlar mi yo junto al tuyo, este a su vez quedará controlado.
Quiero controlarlo todo.
Quiero saberme vivo, saber que estoy, abrazar a mi nombre y pertenecer a mi, contigo a mi lado.
Mas eso ya sería un nosotros, un escenario perfecto, en el que tu y yo estaríamos juntos.
Pero aun así, tu serías tu y yo sería yo.
¿En donde quedaría yo contigo en mi?
¿Seguiría siendo yo?
¿Qué sería de ti?
¿Y es que acaso el yo se resume a mi cuerpo?
¿Cómo me uno a ti sin dejar de ser yo? Y tu en tus haberes, siempre serás un yo, pero yo seré yo y tú serás tu.
La necesidad de diferenciarnos, evita que estemos unidos, sin embargo, en medio del egoismo, mantenemos a raya todo aquello que nos hace uno.
No uno en uno, sino un todo en uno.
¿Todo?
Todo somos nosotros, pero también ellos.
Pero ¿quiénes son ellos?
¿Qué les importa a ellos?
¿Qué te importa a ti?
En realidad, ¿qué me importa a mi?
Solo te quiero a ti y a mi en uno y no puedo, porque tu insistes en ser tu y yo no he podido dejar de ser yo.
La necesidad de tener en nuestras manos la información de todo, nos hace celosos con ella y alejamos a los demás, dejando gotear solamente aquello que es menos relevante.
De ese modo conservamos la individualidad, asegurándonos de que tú seas tu y yo sea yo.
Controlo mi consciencia, para sentirme bien y ese bienestar la hace a si misma, entonces es un ciclo de retroalimentación de un perenne agónico, que me aleja de ti.
Es tan desesperado, que me he amañado y controlo horarios, lugares y hasta me aferré al sentido de posesión y me creí lo de las divisiones territoriales.
Quiero poseer tanto la capacidad de manipulación general, que acudo al psicólogo y allí descubro que yo no soy yo, sino una serie de síntomas.
Pero la verdad es que poco me importa, porque me importas tu y al final, yo, sigo siendo yo.
Así, nos mordisqueamos el yo unos a los otros y hasta se acaban los espacios para el tu.
¿Y si me descubro haciendo algo que no esperaba?
¿Y si trasciendo la fuerza de una voluntad autoimpuesta?
¿Ese soy yo?
¿Cómo me reconozco en un espacio desconocido?
¿Quién soy si nadie me recuerda?
En ese caso ¿soy? Y mas aun ¿soy yo?
Ese también eres tu, pues en tu propia concepción, serás yo.
Y así, somos como del mismo líquido, en distintos recipientes iguales, con diferentes estiquetas.
Necesito salir del envase, para poder estar junto a ti.
Lo ideal no es un tu o un yo, tampoco un pobre nosotros.
Lo ideal es ser.
Entonces solo cuando tu no seas tu y yo no sea yo, sino solo seamos, podremos experimentar el amor, en un espacio y un tiempo en el que no haya conjugaciones.
Pero por lo pronto, yo.
Yo soy yo.
Tú.
Tu eres tu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario